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Cuando estás en medio de una crisis y eres parte crucial de los que tendrían que estar solucionándola, seguro estarás tentado a usar distractores, a falsear cifras, a evadir todo lo que más puedas, hasta ser confrontado por ello. Si te confrontan, quizá también tengas otra posibilidad de escapatoria: hacerte el digno, mostrarte ocupado, no recibir a los quejosos, manotear para exhibir tu autoridad, instalar mesas de trabajo que aparentan avance, pedir que no te griten aunque lleves meses haciéndote el sordo, amenazar con irte sin escuchar y, finalmente, declarar públicamente que sí, que entiendes, que te duele, que estás con los afectados y ya con ello, creer que estás haciendo lo correcto.