La era consumista en la que vivimos se basa en crear necesidades, el objetivo es comprar y tirar. Los productos duraderos ya no son importantes: televisores, refrigeradores, autos, cuesta más caro reparar que comprar unos nuevos. El placer se encuentra en el poder de la compra, adicción que han aprovechado las empresas que venden por Internet. Está de moda en los niños comprarles juguetes, grabar para subirlo a las redes, pero en cuanto el niño abre la caja y descubre el juguete pierde el placer.