OPINIÓN

Traza y destrozo

TRANSVERSAL / David Gómez-Álvarez EN MURAL

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
La cicatriz urbana de la Línea 3 del tren ligero pudo haber afectado menos a la ciudad. En su momento, algunos urbanistas se opusieron a que la nueva línea fuera elevada, pues la evidencia global muestra que los Metros subterráneos no son mucho más costosos y, en cambio, son mucho menos disruptivos. Sin embargo, la decisión de hacerlo por arriba provino del gobierno federal, aunque un influyente ingeniero del gabinete estatal argumentaba que construirla por abajo duplicaría su costo. El saldo del desastre constructivo habla por sí mismo: seis años después, el tren sigue sin funcionar y su costo casi se ha duplicado. La L3 es un portentoso monumento de concreto a la corrupción, cuya construcción implicó un sobrecosto para los mexicanos y un enorme sacrificio para los tapatíos.