En política, como en el futbol, hacer cambios puede ser percibido como una debilidad. Los Ejecutivos son renuentes a realizar cambios en su alineación de gobierno. Son reacios a reconocer que algún jugador suyo no ha dado el ancho en la cancha. Posponen los relevos lo más posible. Existe una equivocada convicción en política de que mientras menos cambios en el gabinete es mejor, cuando incluso puede resultar peor. Esa suerte de obstinación es lo que termina por provocar el declive de un equipo de gobierno.