OPINIÓN

Trump llegó a la Presidencia por sus mentiras y calumnias y, a lo largo de estos cuatro años, apenas hizo otra cosa que repetir la estrategia

Calígula

Jorge Volpi EN MURAL

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Una turba de supremacistas blancos tomando por asalto el Capitolio de Washington: para bien o para mal, ésta será la imagen que quedará de la ponzoñosa Presidencia de Donald Trump. Pero no nos llamemos a engaño: pocos líderes autoritarios han sido tan transparentes respecto a sus intenciones. El Trump que incitó a esas hordas a subvertir la votación que habría de confirmar su derrota -su peor pesadilla-, luego de infatigables semanas de azuzarlos con mentiras y llamados a la rebelión, es el mismo Trump que inició su campaña acusando a los mexicanos de ser criminales y violadores. La continuidad discursiva y política es claramente previsible y todos los que se han resistido a verla han terminado por convertirse en cómplices de su embate contra la democracia.