Ya ni cuando los casinos, los palacios del juego, refugio de los tahúres y tumba de los ludópatas, pueden ganar dinero, es indicio de que mal anda la cosa, por lo menos en el terreno de la economía. Tal es el caso de la operadora española Codere, que si paga lo que pretende cobrarle el SAT (2 mil millones de pesos), quebrará irremediablemente.