Oigan ustedes, amables lectores, qué sabroso merequetengue se está armando, uno tan pletórico en hechos insólitos como el registrar que un abogado muerda al can; vaya, lo mismo que si un pato le tira a la escopeta. Iniciamos destacando la DEFENSA tan enjundiosa que la Presidenta hizo ayer en su mañanera no sólo de su antecesor, padrino y mentor, sino también de su prole: vaya, insinúa que metería las manos a la lumbre por ellos. Casi nos convence de que las indagatorias de la FGR no dicen lo que dicen: será que ya perdimos la capacidad de leer en medio de este torbellino de contradicciones, mentiras y el rollo acostumbrado en medio. Veamos.