No fuimos cercanos, pero en ciertos momentos estuvimos muy cerca. Conocí más al personaje que a la persona. No era miembro de su grupo político, pero formé parte de su gabinete durante la primera mitad de su gobierno. No tuvimos dificultades en lo absoluto, aunque sí diferencias de fondo. Como haya sido, escribo contrariado por su muerte. A Aristóteles solo le guardo agradecimiento por haberme abierto la cancha -como él solía pedirme que jugara usando la metáfora futbolera- para ponerle balones a gol. Fue un crack de la política.