OPINIÓN
Carlos Bianchezi 'Careca' EN MURAL
MIN SEG
No hubo clasificación, superliderato y mucho menos otra estrella en el escudo.
El Monterrey, que tuvo todos los méritos para recibir de Santa Clos un buen pedazo de carbón, encontró bajo su árbol de Navidad dos refuerzos: el tan peligroso -dentro como fuera de la cancha- Ángel Reyna y Othoniel Arce, quien es una buena promesa que esperemos que se convierta en una gran realidad.
Pero lo que yo reconocería como un buen regalo navideño sería la permanencia de Humberto Suazo, siempre y cuando sea con "carita feliz", convencido y comprometido con los colores azul y blanco, de lo contrario podría ser contraproducente.
La historia se está repitiendo, al salir otra vez a flote el típico intento de los equipos argentinos en querer contratar a jugadores de calidad sin colocar un quinto y en los últimos capítulos he visto los mismos aburridos argumentos que en los primeros.
De un lado, el interesado Boca Juniors, un equipo sin dinero que hasta ahora ha puesto sobre la mesa de negociaciones una única propuesta: la grandeza de su historia, que para fines económicos no tiene ninguna validez para el Monterrey.
Del otro lado está el abobado "Chupete" Suazo, quien, hipnotizado por la grandeza del club argentino, sigue aferrado en cambiar lo seguro por lo dudoso.
El otro personaje de la trama es el Club de Futbol Monterrey, cuya postura de su directiva es clara y, según mi punto de vista, acertada, al decir que Suazo sólo sale de la institución en venta definitiva, y sólo espero que los directivos no se doblen ante la presión.
Siendo así, el gran regalo de Fin de Año para los Rayados no sería ni Reyna ni Arce, sería poder contar con el "facilón" Suazo por lo menos una temporada más, hasta que otro equipo se le acerque, lo enamore, le llene de inquietudes y falsas promesas que sólo han servido para desestabilizar el ambiente interno del club y para que el chileno sea protagonista de novelas aburridas y sin sentido.
UN SANTA AMARILLO Y AZUL
Casi 30 Navidades pasaron para que Tigres volviera a recibir la visita de Santa Clos.
El tan soñado y ansiado regalo finalmente llegó con muchos méritos, enmarcado por el trabajo y la disciplina táctica impuesta por "Tuca" Ferretti y por el apoyo incondicional de su afición.
La tercera estrella en el escudo felino otorga a sus seguidores la mejor Navidad de las últimas tres décadas y lleva a esta gran institución a reencontrarse con el camino del éxito.
Como aficionado de Tigres, ¿qué más pedirle a este Santa amarillo y azul?
Que no se acomoden, ya que esta gran conquista deberá ser el inicio de una nueva era y no sólo el fin de una terrible realidad de 30 años sin título.
careca@elnorte.com