OPINIÓN

Hoy contamos con un sistema que, pese a algunos desaciertos y críticas en su contra, permitió la alternancia a nivel nacional ya en tres ocasiones

Electoral

Jorge Volpi EN MURAL

3 MIN 30 SEG

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Casi un siglo atrás, el régimen revolucionario se dio a la tarea de construir una democracia a su medida: un sistema en el que tanto la Constitución como sus leyes secundarias preveían la división de poderes, la libre competencia entre partidos, la posibilidad de alternancia y el respeto al "sufragio efectivo": el lema que en buena medida nos había conducido hasta allí. Pero siempre se trató de una democracia imaginaria: solo existía sobre el papel y sus procedimientos jamás se cumplían en la práctica. El resultado: largas décadas en las que un solo partido -con tres nombres distintos- controló por completo todos los poderes y definió cada candidatura exitosa, al tiempo que impedía, valiéndose de un sinfín de operaciones y triquiñuelas -intimidación, extorsión y fraude de por medio-, que los partidos de oposición pudieran desplazarlos.