La estación de tren en Estrasburgo no le hace justicia a una ciudad tan especial; estaba completamente abarrotada. Entre la multitud danzante, pronto encontramos a Paty, chaparrita, pero de espíritu inmenso, imposible de pasar por alto. Al vernos, con ese tono mexicano afrancesado que solo te da el vivir cuarenta años en el extranjero, exclamó: "¡Bienvenidos, mis paisanos!".
Analista financiero, con un alto interés por el trasfondo de lo ordinario y cotidiano.