Confundidos
Manuel J. Jáuregui EN MURAL
Y dijo un inversionista: "estamos demasiado confundidos como para invertir". Ello a consecuencia de las políticas erráticas del actual Gobierno y de cara a las cifras del Inegi reveladas ayer sobre la inversión fija privada, la cual ha caído mes con mes y anualmente a niveles no vistos desde el 2014.
En la rama de la construcción, la que crea más empleos en México, la caída de 8.3 por ciento interanuales es la más fuerte desde febrero del 2006. Mientras que la inversión fija bruta se desploma casi un 7 por ciento (6.9) año a año. Lamentamos contrariar al Señor Presidente de la 4T (Te desanimo, Te desamparo, Te confundo y Te frijoleo), pero ante estos datos del Inegi no hay rollo que se aplique y menos que funcione.
No hay inversión en México y no la hay porque sus mensajes y la discrepancia entre los dichos y los hechos han confundido a los inversionistas que no miran al barco de Estado siendo conducido a puerto seguro, sino todo lo contrario. No lo afirmamos nosotros: lo gritan las cifras del Inegi y lo dicen -con temor- los inversionistas y empresarios encargados de canalizar la lana a México y en México a proyectos productivos creadores de empleos y generadores de bienestar.
Con mucho respeto le decimos al Señor Presidente que no puede haber -es humanamente imposible- desarrollo en el País con cifras de inversión como las que acaba de revelar el Inegi y que el subgobernador del Banco de México Jonathan Heath, prestigiado y reconocido economista, lamentó profundamente en su cuenta de Twitter, precisamente por decepcionantes.
No hay vuelta de hoja: el sol no se tapa con un dedo -y menos con una declaración/respuesta- que cae cuadrada y seca en la falla de la lógica conocida como "non sequitur". O, en castellano, respuesta que no viene al caso pues no pertenece al tema formulado por la hipótesis.
Afirma el Presidente, por ejemplo, que no tolerará que se hagan negocios al amparo del poder. Pero en la práctica permite, tolera y defiende que dos de sus altos funcionarios del sector energético hayan formado juntos y luego pasado a sus hijos en víspera del triunfo amlista en las pasadas elecciones sendas empresas con el fin de ser proveedoras del Gobierno.
Dice una cosa, pero en los hechos es otra. Claro, por supuesto, que esto confunde al público inversionista y empresarial. Como lo hace también el que no tolere la inversión privada en Pemex, que le meta pleito a las empresas que arriesgaron miles de millones de dólares en construir gasoductos para impulsar el crecimiento económico y la creación de empleos en México con el fin de no pagarles y -además- quedarse con dichos gasoductos.
De suceder esto, la comunidad empresarial y de inversión a nivel global o nacional jamás se lo perdonará a México, y la 4T se verá tan apestada en el mundo como en su tiempo fue la estatista y socialista administración de Luis Echeverría, cuando se peleó con la comunidad judía internacional.
En esa ocasión acabamos hincados, y no pensamos que será nada diferente ahora si continúan los desvaríos y las confusiones, pero sobre todo, si fracasa el "Plan de Rescate" de Pemex sin inversión privada y la deuda -tanto de la paraestatal como la soberana- acaba siendo presa de un "downgrade" (rebaja) de las calificadoras, lo cual la ubicaría en "bono chatarra", desatando una cascada de catástrofes con impensables consecuencias.
En síntesis: las cifras de la caída en la inversión fija privada en México en lo que va del 2019 deben preocuparnos -y no poco-, pues conforman un presagio sólido, palpable, de que en el terreno de los hechos, cuando los habliches tienen que respaldar el dicho con su dinero en la mesa, resulta que nanay, pues a Chuchita la bolsearon y no hay, no hay.
La estadística del Inegi resulta ser, en el terreno económico, un voto de "no confianza". Digan lo que digan, amenacen lo que amenacen y topen llantas y chillen chivas.

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