A Claudia Sheinbaum se le podría acusar de cometer violencia política de género por lo que ha dicho sobre Claudia Sheinbaum. Cuando la Presidenta pide mantener la cabeza fría, en realidad propaga estereotipos de género que deben ser condenados. Aunque no se percate de ello, hay misoginia profunda al hacer referencia a la frialdad, al hablar del liderazgo femenino (del suyo) como si fuera propio de una persona insensible, una máquina calculadora e inhumana. Durante siglos así se han referido los machos a las mujeres con ambición. Más aún, cuando define su proyecto político como un segundo piso, cuando le rinde homenaje constantemente a un hombre, cuando subraya machaconamente la lealtad al proyecto de ese mismo señor, se subordina implícitamente a un macho. Misoginia contra sí misma.
Estudió Derecho en la UNAM y Ciencia Política en la Universidad de Columbia. Es profesor de la Escuela de Gobierno del Tecnológico de Monterrey. Ha publicado El antiguo régimen y la transición en México y La idiotez de lo perfecto. De sus columnas en la sección cultural de Reforma han aparecido dos cuadernos de Andar y ver.