Para que una telenovela paralizara al País hacía falta una inocencia que ya no existe
La del parche
LA MENOR IMPORTANCIA / José Israel Carranza EN MURAL
Treinta y tres años después de su estreno, el recuerdo de la telenovela "Cuna de Lobos", para quienes entonces teníamos uso de razón, es imborrable. Acaso hayamos extraviado algunos pormenores de la historia, pues, aunque ciertamente era menos intrincada que truculenta, sí daba giros que es difícil reconstruir: yo, por ejemplo, imaginaba que el personaje de Carmen Montejo era una de las primeras víctimas mortales de Catalina Creel (María Rubio), pero no, nomás le dio una embolia. En todo caso, retenemos lo más importante: una intriga que mezclaba codicia, engaño, traición, amor estúpido -el que le profesaba la víctima (Leonora, Diana Bracho) a su victimario (Alejandro, Alejandro Camacho)-, un retorcido complejo de Edipo (el hijo de Catalina, encarnado por Gonzalo Vega, que era en realidad su hijastro, no se perdonaba haberle botado un ojo a su mamá), y, sobre todo, la mente criminal de la villana, capaz de cualquier maldad por proteger a su chiqueado (Alejandro), por aplastar al entenado y por asegurarse de que la fortuna quedara en familia. Es esto, creo, lo que más se nos quedó incrustado: la asesina del parche en el ojo.
MÁS DE LA MENOR IMPORTANCIA / José Israel Carranza