OPINIÓN

MÉXICO MÁGICO / Catón EN MURAL

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Cada vez que voy a Oaxaca cumplo un rito: en el antiguo convento de Santa Catalina de Siena, ahora hotel moderno, me tomo un chocolate. Luego voy a las calles vecinas del mercado, y en una de las viejas y tradicionales chocolaterías que ahí se hallan pido que me preparen la sabrosa mixtura del cacao con los finos sabores de la vainilla y la canela.