Los referendos sobre el liderazgo político acabaron subordinando los procesos electorales locales a la popularidad presidencial
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David Gómez-Álvarez EN MURAL
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La revocación de mandato fue inaugurada en el 2022 por el entonces presidente López Obrador como un ejercicio inédito de democracia directa: un mecanismo por medio del cual el "pueblo pone y el pueblo quita". En los hechos, se trató de una estrategia de legitimación política, un referéndum de adhesión al Presidente disfrazado de rendición de cuentas. El resultado fue previsible: baja participación ciudadana, una aplastante mayoría a favor de que el Presidente se quedara y una nueva narrativa de respaldo popular que sirvió para consolidar el proyecto político del oficialismo.