OPINIÓN

Primer aviso

OPINIÓN INVITADA / Juan Manuel Ochoa Torres EN MURAL

Icono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redesIcono para compartir en redes
Es común pensar que los grandes problemas aparecen sin avisar, aunque casi siempre nos previenen, pero no lo percibimos o no queremos hacerlo.

Los recientes incendios en la Amazonia constituyen un buen ejemplo, mostrándonos que el cambio climático sí existe y está modificando también las lluvias, haciéndolas demasiado escasas o trayéndolas en exceso. En México dicha irregularidad y disminución durante 2019 acarreará serios daños en el sector agrícola y forestal, disminuyendo también la productividad maicera.

El cambio climático es un efecto más -entre otros- de la deforestación y consumo excesivo y creciente de combustibles fósiles, consecuencia adicional de tan elevada cantidad de automóviles, cercana a 1,200 millones. Aunque siendo más previsores y mirando hacia adelante, el problema apenas comienza. Si interrelacionamos dos elementos, el incremento poblacional y el aumento en el requerimiento energético por habitante, veremos otro panorama:

La cifra de habitantes en el mundo ya era de 7,000 millones en el 2011, pero 11 años después, quizá a finales de 2022, llegaremos a 8,000, y, aun considerando una importante ralentización o estabilización en el crecimiento poblacional, de acuerdo a una de las instituciones mundiales más calificadas en materia demográfica, el Population Reference Bureau (PRB), para el año 2050 seríamos 9,850 millones.

La complicación sobreviene al interrelacionar este elemento con el número de automóviles por 100 habitantes, ya que, paralelamente a la estabilización poblacional, se estima un incremento en el desarrollo económico y humano en el mundo subdesarrollado -la mayoría del planeta-. ¿Qué acarreará eso?

Ocurrirá paulatinamente un fenómeno parecido al de China: al incrementarse su ingreso per cápita y estabilizarse su población, ascendió rápidamente su utilización de artilugios de la vida moderna, entre ellos el auto.

Hace pocas décadas la mayoría de chinos se desplazaba en bicicleta, ahora tienen alrededor de 18 automóviles por cada 100 habitantes, pero, aun con esa "reducida" cifra de autos por 100 habitantes, ya compiten con Estados Unidos por el primer lugar mundial con cerca de 250 millones de automóviles.

Curiosamente, en los países "desarrollados" la situación es otra: Canadá tiene alrededor de 65 autos por 100 habitantes y no podemos evitar prever el siguiente escenario: ¿qué sucederá cuando el mundo "subdesarrollado" -la inmensa mayoría- eleve sustancialmente la utilización del automóvil? La India, por decir, tiene ahora 2 autos por 100 habitantes. Imposible anticipar fechas o cifras, ya que ello sucederá conforme vayan aplicando políticas adecuadas y a qué velocidad lo hagan, pero le aseguro, dicha transformación sobrevendrá.

Esta obligada combinación de los dos factores citados expone un panorama que empequeñecería los daños ecológicos -y consecuencias- actuales, evidenciando que, un rápido cambio de paradigmas en la producción energética no es una opción para tomarse o desecharse, sino una necesidad extra urgente.

Paradójicamente, la capacidad de refinación mundial de petróleo ahora mismo está excedida, y conforme la producción de energías limpias ascienda, dicho exceso aumentará... ¿tendría entonces sentido incrementar nuestra capacidad de refinación en cinco años mediante "Dos Bocas", dañando incluso más nuestro ecosistema?

Y si consideramos además que la radiación solar mexicana es realmente privilegiada para la generación de energías limpias, ¿qué riesgo enfrentamos? El más absurdo de todos: ignorar la realidad e irnos en reversa.

El problema pues del Amazonas... ¿será una incómoda, clara y contundente respuesta a la consulta efectuada a la madre tierra? ¿O un simple "primer aviso"?