OPINIÓN

Supervivencia compartida

Eduardo Caccia EN MURAL

4 MIN 00 SEG

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Desde su infancia, Jane Goodall mostró que estaba hecha de algo más que humanidad. Mientras otras niñas jugaban con muñecas, ella se encerraba en un gallinero y esperaba, paciente, inmóvil, a que una gallina pusiera un huevo. Lo que seguramente fue calificado como "niña rara" era, en realidad, la semilla de una de las mentes que cambiarían nuestra forma de entender a los animales. Porque lo que hizo Jane fue revolucionario no con fórmulas y teorías, sino con la intuición de quien entiende que el misterio de la vida se revela a quien sabe esperarlo.