Más vivibles
Manuel J. Jáuregui EN MURAL
Súper interesante el reporte elaborado por la Unidad de Inteligencia de la prestigiadísima e influyente publicación inglesa The Economist, en el que elaboran un índice de las ciudades más vivibles del mundo, así como de las peores.
Tristemente, nuestro México Mágico no calificó nada bien: su capital, la Ciudad de México, apenas logra superar a desastres globales como Caracas (de las peores ranqueadas) con unos 58 puntos (de 100), bien por debajo de otras metrópolis latinoamericanas como Buenos Aires (85), Río de Janeiro y San Juan (78).
Las 10 ciudades más vivibles del mundo son:
1. Viena, Austria
2. Melbourne, Australia
3. Sydney, Australia
4. Osaka, Japón
5. Calgary, Canadá
6. Vancouver, Canadá
7. Toronto, Canadá
8. Tokio, Japón
9. Copenhague, Dinamarca
10. Adelaida, Australia
Lógicamente si hay las 10 más fregonas, tiene que haber las peores 10 del mundo. En la cola, con "vivilidad" nula o casi nula tenemos a ciudades problema como Damasco, Siria; Lagos, Nigeria; Dhaka, Bangladesh; Trípoli, Libia; Karachi, Pakistán; Harare, Zimbabue, y la citada Caracas.
Si no fuese por estas comunidades sacudidas por la guerra o conflictos civiles, la CDMX andaría entre ellas (tristemente). No es ésta la única vergüenza para México, también ha resultado que Monterrey, la capital industrial del País, es la metrópoli más contaminada de las Américas en cuanto a partículas menores de 10 micras (PM10).
¡Y aún así afirma el Presidente López que los mexicanos somos "felices, felices, felices"! ¿Cómo andaríamos de cantarinos si contáramos con buenos Gobiernos y nuestras ciudades fueran parangones del buen Gobierno a nivel global? Seguro otro gallo nos cantaría. ¡Y hasta los vieneses querrían venirse a vivir aquí!
Mas no es el caso, vivimos en el retraso, soportando mal Gobierno tras mal Gobierno. Padecemos gobernantes que privilegian la lucha política por encima del servicio a la comunidad y del cumplimiento de sus responsabilidades para superar los problemas que aquejan a los ciudadanos. Nunca ha sido más cierta la frase de Ronald Reagan que afirmó que "el Gobierno no es la solución a nuestro problema, el Gobierno ¡es el problema!".
Lo más desalentador de nuestra actual situación es, para colmo de todos los otros males que nos abruman, la inminente degradación de nuestra deuda soberana, cantada de manera anticipada por la calificadora Moody's. Y en lugar de subsanar los renglones preocupantes de nuestra conducta gubernamental, la respuesta de nuestro Gobierno ha sido -hasta el momento- simplemente descalificar a las descalificadoras.
¿Qué le molesta a Moody's y a otras? La impredecibilidad de las políticas públicas de la 4T: un día dicen una cosa, luego hacen otra y al tercer día le componen y desdicen lo dicho primero. Obvio, no les gusta nada a calificadoras e inversionistas el "rescate" anunciado de PEMEX considerando que no es una solución a su baja productividad y declive en su producción, sino meramente un parche presupuestal que transfiere deudas impagables de la paraestatal al Gobierno central, mismo que con su "austeridad selectiva" ha frenado el desempeño de nuestra economía. Adicionalmente, les mortifica a las calificadoras nuestro bajo crecimiento económico, mismo del que afirma nuestro Presidente que es una "obsesión de tecnócratas", pues consideran ellos (no López O.) que presionará a las finanzas públicas en los rubros de déficit fiscal y deuda.
En fin, no pocos problemas arrastramos internamente, sin contar aquellos que nos acechan desde el exterior.
Mínimo le podemos cantar al actual Gobierno una buena: el que hayan rectificado el atropello bestial a la democracia que pretendían escenificar en nuestro Congreso algunos trogloditas agandallando para Morena la presidencia de la Cámara baja.
Hizo bien el Presidente en reprocharles y Monreal en pedir disculpas por su pleito con Batres. Lo dicho: requieren marcación porque si no se desbocan.

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