Así como recuerdo la efigie de Jomeini triunfal en 1979, también distingo con nitidez el perfil de Paulo VI en su féretro meses antes
Expulsiones
NEGRO Y CARGADO / José Israel Carranza EN MURAL
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Vemos, en un noticiero televisivo, que el ayatola Jamenei da un mensaje, y a su lado hay un retrato del ayatola Jomeini: junto al actual líder supremo de Irán, el rostro invariable e inconfundible del líder de la Revolución Islámica gracias a la cual el primero está ahí. Y ese retrato es el mismo que, entre las confusiones de mi memoria, irrumpió en mi atención infantil, probablemente por medio del periódico Excélsior, que llegaba todos los días a la hora de la comida, o de la revista Impacto, que a veces mi papá compraba y cuyo atractivo principal consistía -para mí, quiero decir- en el hecho de que metía el mundo a la casa a través de fotos que no publicaban otros impresos: así como recuerdo la efigie de Jomeini triunfal en 1979, también distingo con toda nitidez el perfil de Paulo VI en su féretro unos meses antes, por ejemplo. Seguramente a mis siete años no entendía gran cosa, pero por alguna razón las imágenes como aquéllas se estamparon indeleblemente en mi recuerdo y quizá me facilitaron más adelante ir comprendiendo algo de eso que así cobraba forma y que se llama historia.