Cada que se vuelve obsoleto un aparato o alguna usanza, desaparece un poco más el mundo que nos ha tocado en suerte: télex, fax, ¡bíper!
'¿Bueno?'
NEGRO Y CARGADO / José Israel Carranza EN MURAL
4 MIN 30 SEG
¿Por qué tenemos que pedir permiso para llamar a alguien por teléfono? ¿Por qué no le llamamos y ya? Como antes. Y con "antes" no estoy seguro de lo que quiero decir: ¿el tiempo en que aún no se expandía masivamente el uso de la telefonía móvil? ¿Cuando ya ésta era popular, pero todavía no tanto la mensajería instantánea? ¿La época prehistórica de los teléfonos fijos, cuando pedir permiso para llamar habría supuesto tal vez enviar un telegrama? Es posible que aquella forma de comunicación directa, de persona a persona y sin intermediación de ningún trámite, empezara a extinguirse cuando se inventaron los identificadores de llamadas; antes de eso, no había más remedio que levantar el auricular para saber quién estaba al otro lado de la línea (auricular: una palabra de esas que designan los evanescentes vestigios de nuestra extinción en curso: cada que se vuelve obsoleto un aparato o alguna usanza, desaparece un poco más el mundo que nos ha tocado en suerte: télex, fax, ¡bíper!, y el incesante etcétera de nuestro insaciable olvido). "¿Bueno?", se decía, imprimiendo un tono interrogativo a la voz que buscaba confirmar que el enlace efectivamente era bueno y, a la vez, inquirir por la comparecencia de quien fuera que llamara.