OPINIÓN

Cuarenta y cinco días

Manuel J. Jáuregui EN MURAL

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Ayer en el jardín de la Casa Blanca el Presidente Trump se sacó un papel doblado de la bolsa del saco y les dijo a los reporteros que cubren la Presidencia norteamericana: "Aquí lo que muchos de ustedes han afirmado no existe: ésta es una página de un largo y buen acuerdo con México. Y entra en efecto cuando yo quiera".  Y agregó que México dará a conocer su contenido cuando "sea el momento correcto".

El papel consistía en una hoja doblada, en la que con la luz del sol se transparentaban algunos cortos párrafos. Mismos que el Washington Post se tomó la molestia de analizar: en ellos se discierne que se acordaron con la delegación mexicana dos plazos de 45 días: el primero de ellos para implementar las "medidas corcho", esto es, detener el flujo de migrantes hacia el norte a partir de lo cual, a criterio de Estados Unidos, si México no cumple con los términos del acuerdo -tapar el flujo- entraría en vigor otro plazo, igualmente de cuarenta y cinco días, en el cual México "sería obligado" a cumplir con medidas adicionales.

(Esto, con toda probabilidad, sería convertirse en Tercer País Seguro y dar asilo permanente a los rechazados por Estados Unidos y los nuevos que ingresarán a nuestro País). Entonces, estimados lectores, como ha venido tuiteando Trump, SÍ existe un acuerdo "secreto", ello pese a que nuestros funcionarios lo siguen negando. Seguramente en la firme creencia los nuestros de que mientras corre el plazo de los primeros 45 días lograrán frenar a las caravanas de exiliados de Centroamérica y que, en consecuencia, la parte del acuerdo secreto, el segundo plazo de 45 días, no entrará en vigor.

A nuestro modesto juicio se les olvidó un detalle a nuestros negociadores, al parecer, se les coló un prietito en el arroz: decidir si México cumplió o no cumplió queda por parte unilateral de Estados Unidos. Ellos son, en este acuerdo, juez y parte. El "cumplimiento" queda a su entero criterio que, a fin de cuentas, equivale a que Trump será quien decidirá si México cumplió o no cumplió. Para ese entonces ya va a andar metido de lleno en su campaña de reelección y bien se le puede meter en su amplia y hueca bóveda craneal que México no cumplió.

En ese momento, amigos, es cuando la marrana torcerá el rabo. Necesariamente, llegado ese punto, nuestros funcionarios -principalmente Marcelo Ebrard- tendrán que informar al Congreso, a la sociedad mexicana, respecto a la segunda parte del acuerdo, el segundo plazo de 45 días que nos concede su Majestad Trump para convertirnos en su amortiguador de migración. Ello con el costo correspondiente para México, tanto material como social.

No diremos que en ese momento arderá Troya, porque bien es sabido que en este país puede pasar todo sin que pase nada. Pero sí se verá harto mal el que nuestro Gobierno le haya escondido al pueblo mexicano la aceptación de condiciones muy pesadas para el País, mismas que le quiso ocultar. La opacidad nunca es buena.

No dudamos que hay en ellos buena fe y que les han hecho creer los mandos militares que con los seis mil miembros de la Guardia Nacional podrán frenar a los migrantes. Pero ¿qué tal si no? ¿Qué tal si a Trump se le mete de nuevo en el "coconut" que no cumplimos lo que se le ofreció y vuelve a amenazar con sus aranceles? En este caso -por remoto que les parezca a nuestros funcionarios- estaremos en la misma posición que en la de la semana pasada, sólo que ahora invadidos de migrantes, cuya carga de manutención caerá seca y pesada en el regazo de la hacienda pública de México.

Como nadie puede descifrar el futuro, la mejor solución por el momento es la transparencia. Que nuestro Gobierno se adelante y antes de que Trump suelte la sopa, que el Gobierno mexicano dé a conocer el contenido de ese "addendum" que trae el Presidente Trump en la bolsa izquierda interna de su saco. A estas alturas negarlo resultaría una necedad, es preferible aceptarlo de una buena vez, a otra opción que sería el ser forzados a revelarlo tras un berrinche -muy frecuentes en él- del Presidente Trump.