Dignidad, sí
Manuel J. Jáuregui EN MURAL
He aquí una anécdota histórica que les compartimos para reforzar el punto que hoy les quisiéramos hacer.
Cuando el hoy Presidente Trump andaba en campaña denostando a México con lo de su muro un día sí y otro también, uno de sus amigos y apoyadores (desarrollador como él, sólo que en la costa oeste de Estados Unidos) platicaba con empresarios mexicanos conocidos de él y les decía que entendía bien a Donald, que no tomaran sus posturas muy en serio, que lo dejaran despotricar, que no hicieran caso de sus insultos, que él así era, etc., etc.
Su contraparte mexicana le respondió diciéndole: "¿Y qué de la dignidad?". ¡Claro, por supuesto que, como nación, México y los mexicanos ofrecemos y esperamos respeto! México no insulta ni pisotea a nadie y por lo mismo espera que nadie lo insulte y pisotee.
Entendemos que diversos grupos políticos nacionales consideran que la manifestación convocada por el Presidente López Obrador para el sábado no sea la mejor respuesta, o a su entender no logre nada. Están en su derecho, ejercen con legitimidad su postura de oposición. Es válido.
Este su H. servidor, sin embargo, considera que el tema de la dignidad, de nuestra dignidad, como nación, como país miembro del concierto de naciones, debe ser un tema que se aborde, que se manifieste, y que se le restriegue en la cara al mancillador de nuestro honor nacional que se llama Donald y se apellida Trump. Es importante que reciba el mensaje de que no se debe, que no puede, haciendo a un lado toda regla de civilidad, tratar a patadas a su vecino sureño y socio comercial sin que sufra repercusiones.
Quizá una multitudinaria manifestación en su contra no lo haga cambiar de opinión, pero definitivamente mandará un mensaje a la gente pensante del Partido Republicano (al parecer un grupo cada vez más reducido) de que todo tiene un límite, y que la lideresa demócrata Nancy Pelosi tiene razón cuando afirmó con relación a los aranceles unilaterales que entran en vigor el lunes, aplicados a todas las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos, "que no es manera de tratar a un amigo".
Por la mano de Dios somos hoy y seremos por siempre vecinos Estados Unidos y México, la historia que juntos hemos escrito no se puede borrar por la ignorante e irrespetuosa actitud de un solo político mentecato. Agravios del pasado han sido superados, juntos hemos construido con el TLC una sociedad mutuamente muy beneficiosa.
Claro, como en toda relación estrecha hay diferencias, hay retos por superar, mas ello no se logra rompiendo con las reglas más básicas de la educación diplomática actuando de manera hostil y beligerante, además de soberbia e ignorante, con respecto a México. La manifestación, como mínimo, dejará constancia histórica, dejará un mensaje que es: México ofrece y espera de su vecino un trato digno.
Preciso es siempre diferenciar entre el pueblo y su Gobierno, siempre temporal y transitorio. Hoy está aquí y nos joroba un tal Donald Trump, pero pronto llegará el día en el que Donald Trump no estará. No sabemos si será a partir del 2021, o del 2025, pero de ahí no pasa. Cuando se le acabe la cuerda se tendrá que ir a su casa este tal Trump como simple ciudadano y enfrentar las consecuencias de sus numerosas y múltiples barrabasadas.
Por ello, nos parece, es importante hacerle ver al pueblo norteamericano que es SU Gobierno el que nos victimiza, y que de pueblo a pueblo nada ha cambiado ni debe cambiar a consecuencia de los actos arrebatados del que por breve tiempo -en términos de la vida de las naciones- ha resultado ser un Presidente narcisista e ignorante, carente de toda facultad que poseen los estadistas.
La manifestación -enmarcada dentro de las broncas muy reales que tenemos, como el desastre financiero que se puede venir con la pérdida de grado de inversión a la deuda de PEMEX y a la deuda nacional- ciertamente que daño no hará a nuestros intereses, pero sin duda servirá de catarsis para nuestro orgullo nacional.

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