Todos hemos tenido abuelos y es probable que convivamos con personas ancianas. ¿Qué papel despliegan en nuestras vidas?, ¿qué valor otorgamos a sus vidas?, ¿qué riqueza y oportunidad esconde su existencia? El Papa Francisco se ha tomado muy a pecho rescatar la figura del anciano, del abuelo, defendiéndola de lo que expresivamente llama "cultura del descarte". Y es que, efectivamente, pareciera que en la cultura contemporánea no hay lugar para ellos, es como si estorbaran e hiciera falta alguien con el valor y la audacia suficientes para reclamar su eliminación. Si bien todavía no llegamos a tanto, con frecuencia podemos excluirlos o, simplemente, darles la espalda. ¿Es lo correcto? ¿No estoy cometiendo una tremenda injusticia y dejando pasar una maravillosa oportunidad si lo hago?